martes, 2 de abril de 2013

Qué hemos hecho con el Espíritu Santo


¿Qué Hemos Hecho con el Espíritu Santo?, 


(Traducción y transcripción adaptada de un mensaje dado por Marcos de Moraes, de una serie de mensajes en un Retiro de pastores y líderes,  en Porto Alegre,  junio de 2010.)

Introducción
  En estos días hemos procurado hablar sobre lo que recibimos en el principio, hace 30 o 35 años atrás, atentos a aquellas cosas que Dios desea que revisemos. Mirando las cosas que entendemos y practicamos, hemos visto cómo los paradigmas dificultan mucho este caminar. Debemos estar atentos para tener una mente libre de paradigmas.
  El asunto que Dios me indica para esta mañana, es un tema que yo no quería hablar. Yo decía: “Dios, no me mandes hablar de esto”. Pero tengo que hacerlo. Tengo 6 páginas aquí y voy a explicar por qué. El tema que tengo que hablar es con referencia a qué hemos hecho con el Espíritu Santo de Dios. Algunos de los puntos que mencionaré son fruto de las conversaciones con mis compañeros en los últimos años.
  Vamos a tratar este asunto porque creo que está lleno de paradigmas. Lo quiero hacer con mucho cuidado, y con la paz de que estoy en medio de los hermanos. Lo que voy a decir no es con respecto a tal o cual ministerio, a esta u otra ciudad, sino que estoy hablando de cosas que noto en todos lados.
  Voy a abordar tres puntos, y quiero en cada punto dejar primero bien claro lo que no estoy diciendo, para luego poder decir lo que sí quiero decir.

  Estos tres puntos son tres equivocaciones muy visibles en nuestro medio con relación al Espíritu Santo. Estos tres errores estorban y limitan la obra del Espíritu Santo.


1º) Cuál es el lugar que el Espíritu Santo tiene en la Iglesia. Cuál es el alcance de su ministerio

  Lo que no estoy diciendo:
-       que no creo en milagros;
-       que no debemos buscar los dones del Espíritu;
-       que no es necesaria la unción del Espíritu;
-       que el Espíritu Santo es una cuestión secundaria.

  No es esto lo que pienso, lo que creo o lo que quiero afirmar.

  Un hermano considerado como apóstol en Brasil, estaba dando apoyo a unos hermanos de EE.UU.  Él quería que estos hermanos se vincularan con él. Pero no fue así. Después de un tiempo, estos hermanos pidieron relacionarse con nosotros. Entonces este hermano fue allá a hablar con los presbíteros, y les dijo: “La Iglesia de Uds. necesita la cobertura de dos ministerios”. Luego les dijo el por qué: “Ellos tienen la Palabra, y nosotros tenemos la unción del Espíritu”, refiriéndose a nuestro ministerio y al suyo respectivamente. Les aclaró diciendo: “Si Uds. reciben solo a estos hermanos, van a tener la Palabra pero se van a quedar sin la unción del Espíritu”.

  Cuando yo me enteré, me quedé pensando: “¿Qué visión es esa? ¿Es posible estar lleno de la Palabra sin la unción del Espíritu?”. Enfáticamente, no. Hablan así porque piensan que la unción es otra cosa, totalmente separada de la Palabra. Esto es un grave error.
  ¿Cómo pueden decir que no tenemos la unción, siendo que hablo en lenguas todos los días, y hace años recibí una sanidad por el don de fe que actúa en mí? ¿Cómo pueden decir esto, siendo que hemos multiplicado discípulos en los 5 continentes? ¿Con qué poder lo hacemos? No piensen por favor que me estoy defendiendo a mí o a mis compañeros. Yo solo quiero defender la verdad, y quiero defender aquellas cosas que entiendo que tengo que decir. El primer error serio que yo veo es en relación al alcance de la actuación del Espíritu Santo en la Iglesia.
  Si conseguís un libro sobre el Espíritu Santo, seguramente va a hablar de milagros y de cosas sobrenaturales. Sucede que al hablar del Espíritu Santo se enfatizan los dones, los milagros y las cosas sobrenaturales, cosas visibles a los ojos.
  Con este énfasis, hemos convertido al Espíritu Santo en un fabricante de espectáculos, debilitando la comprensión de su inmensa importancia. Con este énfasis, hacemos del Espíritu Santo un refugio para aquellos que aman lo sobrenatural, pero esquivan el andar en obediencia, humildad y sujeción al Cuerpo de Cristo.
  Esto sucede a causa de tener paradigmas errados. Creer que cada vez que interviene el Espíritu Santo debe haber milagros y cosas sobrenaturales, es un error.

  ¿Cuál es la verdad acerca del Espíritu Santo? Es muy simple. Todas, absolutamente todas las cosas en la Iglesia son realizadas por el Espíritu Santo. Él está presente en todas las dimensiones de nuestra vida personal y de nuestra vida como Iglesia.
   El Espíritu Santo es el agente de la Trinidad. El Padre determina, el Padre quiere exaltar al Hijo, pero el Espíritu Santo es el que “se arremanga” y lo viene a  hacer. Jesús estuvo en la Tierra durante 33 años, pero el Espíritu Santo hace más de 2.000 años que se encuentra obrando en la Tierra. El Espíritu Santo está con nosotros, en nosotros, sobre nosotros.

      El Espíritu Santo es nuestro Maestro, es quien nos enseña las palabras de Cristo. Es el que nos trae vida, porque es el que aplica la palabra de Cristo a nuestro corazón.
    El Espíritu Santo es el que nos consuela. Todos hemos recibido consolación del Espíritu en medio de pruebas, problemas, flaquezas, frustraciones, incomprensiones, calumnias, desánimos, depresiones. En todas estas cosas somos más que vencedores porque el Espíritu Santo nos ha consolado. Si no fuera por el Espíritu Santo, ya hubiéramos desistido de este Camino hace mucho tiempo.
  Es más: el Espíritu Santo es el que unge nuestros ojos, es el que nos da el conocimiento de Dios. Pablo oraba pidiendo espíritu de revelación. ¿Qué es esto? ¿Es un espíritu llamado Revelación? No, es la obra de revelación que realiza el Espíritu Santo. Jesús nos es revelado por el Espíritu Santo. Participamos de Cristo aunque no le vemos, por la obra del Espíritu: ¿Alguien sabe la altura de Jesús? ¿Cómo es su nariz? ¿Cómo puede ser que vivamos todos los días con una persona que nunca hemos visto? Esto sucede porque el Espíritu Santo hace que Jesús sea la cosa más real de nuestra vida. Debemos proclamar: “El Espíritu Santo está en mí, y me muestra a mi Señor todos los días”.
  El Espíritu Santo es el mejor regalo, el mejor tesoro que podemos haber recibido. Por eso no tengo envidia de Abraham o de Moisés. Tengo lástima de ellos, pues ellos no lo tuvieron.
  El Espíritu Santo no solo nos revela a Cristo, sino que trae a Cristo para que more dentro de nosotros. Cristo vive en nosotros. ¿Cómo es esto, si Él está sentado a la diestra del Padre? Por el Espíritu Santo, que trae al Padre y al Hijo para que habiten en nosotros.
  Dijo Jesús a los discípulos: “El Espíritu Santo está con vosotros, y estará en vosotros”. ¿Cómo dice “está con vosotros”? Ellos no lo habían percibido, pero el Espíritu Santo había habitado con ellos durante tres años, porque el Espíritu estaba en Jesús. Al estar con Jesús, estaban con el Espíritu Santo. Cada vez que veían a Jesús, estaban en contacto con el Espíritu Santo. Dicen las Escrituras: “Cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con Espíritu Santo y poder, y cómo anduvo haciendo bienes”. Jesús nos dice que eso mismo sucederá con nosotros, pues el Espíritu estará en nosotros. También dijo: “No los voy a dejar solos, les enviaré el Consolador”. Cuando ellos entendieron esto, quedaron pasmados. Juan en su carta dice: “En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros, al enviar su Hijo al mundo, para que nosotros vivamos por medio de Él” ¿Cómo podemos vivir nosotros por medio de Jesús? Por el Espíritu Santo que habita en nosotros.

  El alcance de la obra del Espíritu Santo es aún mayor. Es solo andando en el Espíritu que vamos a vencer las concupiscencias de la carne. Esto es más importante que los milagros. Entonces, ¿por qué toda vez que leemos un libro acerca del Espíritu Santo habla de dones y milagros? Debemos enfatizar el llamado a andar en el Espíritu para no satisfacer los deseos de la carne.

  El Espíritu Santo hace más todavía: trae la presencia de Cristo a nuestro medio. Cuando nos unimos, Cristo está en medio nuestro, y eso es una obra del Espíritu Santo.
Es el que manifiesta los dones; más aún, es el que nos ayuda a orar, porque ni eso sabemos.

  Para ser testigos, necesitamos al Espíritu Santo. Muchos apilan libros que hablan del poder sobrenatural del Espíritu Santo, pero no los veo hacer discípulos. ¿Qué está sucediendo? ¿Qué cosa rara es esta?

  Pero no termina ahí. Si el Espíritu Santo solamente te da poder para que te pares delante de una persona y hables, no va a pasar nada, nadie se va a convertir. También tiene que ir y convencer al sujeto de que lo que vos le estás diciendo es verdad. Él tiene que hacer todo.

  No podemos imaginar ni una circunstancia en la Iglesia donde el Espíritu Santo no sea el agente poderoso y amoroso que hace las cosas.

  Sin embargo, Él no quiere que pongamos la atención sobre sí. El Espíritu Santo no quiere destacarse. Su tarea, su función, es revelar a Jesús. El Espíritu Santo no quiere que pongamos nuestros ojos en Él, sino en Jesús.  No hay ni un versículo en toda la Biblia que nos induzca a poner nuestros ojos en el Espíritu Santo. No obstante, hay libros dando vueltas por ahí, que están estableciendo paradigmas al respecto.

  Ni siquiera en el Padre debemos poner los ojos. Al ver al Hijo, vemos al Padre. El Padre es igual al Hijo. Debemos mirar a Jesús. ¿Por qué invertir la orden de Dios? ¿Cuál es el sentido? ¿Cuál es la razón para hacer osadas aseveraciones que no están escritas en la Palabra de Dios? Hay muchos que hablan del Espíritu y de la Unción, pero nunca apuntan a Cristo. Son pobres al anunciar a Jesús. Yo me pregunto: ¿Para qué sirve esta unción?

  Una unción que no está a disposición de la gloria de Cristo Jesús, no es unción.

Esto es lo que yo veo en las Escrituras.

  Debemos convencernos: cuanto más nos definamos y decidamos a poner nuestros ojos en Cristo, más el Espíritu Santo va a operar en nuestras vidas.

  Esto es así porque lo que más quiere el Espíritu Santo es llevarnos a amar a Cristo. Es su función principal. En el A.T. hay una analogía de lo que estamos hablando. En Gén. 24 relata que Abraham quiere una novia para Isaac. Abraham es aquí un tipo del Padre. Isaac es un tipo del Hijo. Rebeca es un tipo de la Iglesia. ¿Está cerrado el cuadro? No, falta el Espíritu Santo, que está representado por Eliezer, el siervo, el cual lleva tesoros para la familia de Rebeca, para conquistarla a ella y a los padres también. Lo hace para mostrar las riquezas de Isaac. Vemos aquí el servicio de Eliezer. Es una figura de la obra del Espíritu al servicio de la revelación de Jesús.

  ¡La Trinidad es maravillosa! Jesús se humilló y luego fue exaltado. El Espíritu Santo no se despojó, pero está obrando para exaltar a Cristo. Entre ellos no hay competencia. No hay disputas en el seno de la Trinidad. Cada uno cumple su función feliz, en plenitud, en gozo.


2º) Fórmulas que eliminan la dependencia del Espíritu.

Veamos primero lo que no estoy diciendo:
- no digo que Dios no dio a la Iglesia autoridad sobre las enfermedades, los espíritus malignos, etc.
- no estoy diciendo que no debemos, o que no podemos, ordenar a las enfermedades que salgan de las personas.
- no digo que la oración no deba ser revestida de fe y osadía.

  Si no tienes fe y osadía para orar, ni ores, deja a otro que lo haga. Yo hago eso, no me siento obligado a tener fe todas las veces.

 Hay una gran diferencia entre hablar por fórmulas, y hablar inducido por el Espíritu Santo.

  No debemos dar una orden sobre una enfermedad o una situación sin antes oír la voz del Espíritu diciéndonos: “Habla, porque yo voy a actuar”. 

  No importa si son muchas o pocas las veces que escuchamos esta “voz del Espíritu”, pero podemos tener la certeza de que cada vez que suceda, la orden que demos se va  a cumplir.

  No vemos que Jesús haya dado órdenes y que las cosas no ocurrieran. Ni Pablo, ni  Pedro. Cuando ellos daban una orden, se cumplía. ¿Por qué sucedía? Porque para ellos la orden no era una fórmula a repetir todas las veces, en todas las oraciones.

  Yo no concibo una oración dando una orden sobre una enfermedad, y que la persona no se sane. Sin embargo, en la gran mayoría de las ocasiones, se ordena sobre las enfermedades y no sucede nada.

  Quizás pueda suceder alguna vez que nada pase, pero debería ser la excepción. Tal vez a Pedro le pasó alguna vez que dio una orden y no se produjo el milagro, pero no era lo común.

  Nosotros transformamos en una fórmula el dar órdenes en las oraciones. Pero muchas veces no sucede nada, y no nos preocupamos por eso.

  Al actuar así, estamos banalizando la actuación poderosa del Espíritu Santo en medio de la Iglesia.

  ¿Por qué no podemos simplemente rogar, suplicar humildemente al Señor por las situaciones, dejando esa autoridad para aquellos momentos en que el Espíritu Santo dice con toda claridad que demos la orden, porque va a suceder lo que Él nos indica?

  ¿Por qué no hacemos así? Yo creo que es así como Jesús hacía. Entró en el estanque de Siloé, y sanó a uno. Estaba lleno de gente, pero sanó a uno solo ¿Por qué no oró por los otros? Jesús estaba siendo guiado por el Espíritu. Él esperaba oír su voz.
 
     Yo no estoy hablando de tener más fe solamente, sino que quiero enfatizar que el Espíritu Santo tiene una forma de actuar, y nosotros debemos oír y sujetarnos a la forma de actuar que Él tiene. El Espíritu Santo nos quiere guiar.


3º) La manifestación del Espíritu Santo en las reuniones de los santos.

Cuando nos reunimos, ¿cómo se manifiesta el Espíritu?

Vamos a mirar primero lo que no estoy diciendo:
- que no debe haber predicaciones en nuestras reuniones.
- que no debe haber alabanzas.
- que la música no es importante en nuestra relación con Dios.
- que la alabanza no tiene un lugar importante en la vida de los discípulos.

  Siento gratitud a Dios por la adoración que tenemos en la Casa de Dios, y por los amados que nos han dado tantos cánticos a través de estos años.

  Quiero aclarar que no se debe interpretar con todo lo que voy a decir que nosotros no queremos saber nada con la alabanza y la adoración en las reuniones. No es así.

  Vamos a la fuente. Lo que no proviene de la fuente, que es la Palabra de Dios, no lo debemos abrazar.

 (1Cor 14.26)
  “¿Qué hay entre vosotros hermanos cuando os reunís? Uno hace la apertura. Uno o dos dirigen la alabanza. Después uno predica. Alguien da los anuncios al terminar”.
¿Así está escrito en este pasaje? Por supuesto que no.

  Yo quiero abrir mi corazón sabiendo que estoy en confianza con los hermanos. Tengo una gran carga por lo que estoy viendo. A veces voy a reuniones, reuniones grandes, y me siento un loco, porque no entiendo la dinámica que lleva la reunión, y me digo: “¿Cómo puede ser que la reunión sea así?”. Todo el mundo está feliz, contento con la reunión, y yo estoy triste por la reunión. Esto me sucede porque pienso en este texto de 1Corintios:
  “¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.”

  ¿De qué habla el texto? Habla de diversidad de manifestaciones. De todo tipo de manifestaciones. De múltiples participantes. Uno, otro, otro, otro, otro, etc. El texto deja claro una viva y dinámica dirección del Espíritu Santo en la reunión de la Iglesia, el énfasis en la libertad de cualquier forma de liturgia.

  Decimos que somos “carismáticos”, pero nos estructuramos de tal manera que terminamos limitando la libertad del Espíritu para dirigirnos en las reuniones. Yo entiendo que debe haber un orden, pero entiendo que también debe haber una apertura a la obra del Espíritu. Si no es así, esa búsqueda de orden se termina convirtiendo en una regla de cómo deben ser las reuniones.

  Cuando estábamos bajo una denominación muy tradicional, la reunión era un “velorio”. Luego, entramos en una nueva dinámica. Era visible. Los cánticos ya no eran aburridos. Comenzó la efusividad, la espontaneidad, la alabanza, la alegría. Cantamos, saltamos, y ahora la predicación era de una hora, ya no de veinte minutos.

   Así fue: parece que salimos de un “estado de infancia”, en el que la reunión era un velorio, entramos en una “bendita adolescencia”, pero creo que nunca llegamos a la madurez que Pablo propone en este pasaje. Yo pido perdón, pero quiero creer en lo que dice este pasaje. Lo veo tan claramente expresado que no puedo dejar de incomodarme.

  La liturgia rígida está cada vez más establecida, y respaldada por apóstoles de renombre. Y yo no lo puedo aceptar. Voy a retiros de pastores, y me siento como un pez fuera del agua. A veces pienso que estoy loco. Veo a todo el mundo contento, y yo no me siento bien. Todos dicen que están viendo la Gloria de Dios en la reunión, y yo no la veo.

  Si alguno de mis mayores me dice que estoy equivocado en lo que veo en cuanto a este pasaje, voy a tener paz y me voy a sujetar. Al preguntar a mis mayores, me han dicho que lo que estoy viendo tiene su raíz nada más y nada menos que en la Palabra de Dios, y que por lo tanto, no estoy equivocado en lo que pienso.

  Me han dicho también que este pasaje está orientado a pequeños grupos y no a grandes grupos, como una congregación. Pero yo no pienso así, y es más: si hay una reunión en la que, por ser grande, no podemos aplicar esto, entonces no deberíamos tener tal reunión.

  Yo creo que si hay orden y madurez, se puede realizar esta práctica. Es verdad que si la reunión es muy grande, de miles, se complica. Por eso debemos encontrar una dinámica de reunión correcta, como dividir la Iglesia en sectores por ejemplo, para facilitar la participación. Entonces, con sectores, con algunos cientos de personas, ya se puede poner en práctica 1Corintios 14:26.

     Lo que sucede es que hay que animarse a hacer los cambios necesarios para permitir las dinámicas correctas.

  Muchos dirán:“Ya dijiste lo que no te gusta pero, ¿cuál es tu propuesta concretamente?”. Les voy a decir algunas cosas de nuestro testimonio en todo esto. Luchar contra este paradigma en nuestras reuniones, es luchar contra una corriente poderosísima. Es una costumbre que impera en todo lugar. Este tipo de liturgia está presente en toda la Tierra. Por eso son muy difíciles los cambios.

  Alguno me ha criticado, diciendo que yo solo creo en un único tipo de reunión. Y me siento mal juzgado por esta afirmación, porque es justamente lo contrario. Porque  contra lo que me estoy revelando es justamente que a todo lugar que he ido durante 30 años, lo único que he visto es un solo tipo de reunión. No entiendo por qué me dicen a mí que creo en un solo tipo de reunión, cuando son ellos los que creen esto.

  Vamos a la propuesta:
Yo propongo las Escrituras. Propongo que ante todo se enseñe insistentemente la importancia de la profecía en la Iglesia.

  Antes de entrar en lo que dice 1Cor 14:26, Pablo habló mucho acerca de la profecía. Pablo deja bien en claro que la profecía es el principal de los dones, y pedía “sobre todo que profeticéis.” Las profecías deben tener el lugar número uno en nuestras reuniones, por causa de lo que está escrito en 1Cor 14:1.
  Sin embargo, menos del uno por ciento de los hermanos profetiza en las reuniones.

    Una reunión llena de profecía es una reunión rica, y una reunión sin profecía es una reunión pobre.

  ¿Por qué profecía? Sencillo: “el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.”. ¿Cuál es el nombre del Espíritu Santo? El Consolador. Debemos entender que cada uno de nosotros necesita permanentemente de consuelo, y lo que va a traer ese consuelo es la profecía.
 
    La profecía es mucho más importante que una sanidad. Si alguien se sana en una reunión, todos están maravillados. Pero cuando alguien profetiza, a veces no damos valor a esas palabras. Cuando alguien es sanado, es curado en un cuerpo que luego va a morir, y que solo va a servir para abonar la tierra. En cambio, la profecía edifica a Cristo para la eternidad en la vida de los oyentes. Yo propongo que se dé el valor que merece  la profecía, tal cual Pablo le da.

  Que se enseñe a los hermanos la sencillez de la profecía. No hay nada más simple que profetizar. El Espíritu Santo aquí, allí, allá, va poniendo impresiones en los corazones de los hermanos.

    El problema es que los hermanos no están siendo enseñados a exponer con libertad y sencillez esas impresiones que el Espíritu imparte.

  La participación de los hermanos  es lo que la palabra de Dios enseña. La participación de todos, el sacerdocio de todos los santos es la voluntad de Dios. Debemos procurar esto: aún si la reunión es grande, debemos intentar que suceda. Debemos luchar para que la reunión se amolde al patrón bíblico. Ahora, requiere visión y convicción.

  Yo propongo hermanos, que el silencio no nos incomode. Les cuento un testimonio hermoso: Estuve en una reunión donde había 1.500 hermanos reunidos, todos orando con reverencia. En un momento se levanta un hermano, da una palabra y luego se sienta. La Iglesia permanece toda en silencio, meditando esta palabra. ¿Qué les parece? ¡Hermoso! Sin embargo, para nosotros silencio es sinónimo de “falta de Espíritu Santo”. Cuando hay un espacio de silencio en una reunión, alguien enseguida mete alguna cosa, nos desesperamos y comenzamos a decir:“toma el micrófono, toca esa guitarra, ¡haz algo!”. Nos incomodan los espacios vacíos.

                    Yo propongo hermanos, que el silencio no nos incomode.

  Que en nuestro corazón nos humillemos. Llegar un día a la congregación y dar libertad para que no haya estructura (primero esto, segundo aquello, tercero lo otro, etc.).

  Propongo que los músicos, cuando deban tocar una canción, al terminar, paren y dejen entrar al silencio, dando lugar a la meditación y a la participación. Que los músicos dejen en manos del Espíritu Santo la reunión de la congregación. Yo estoy hablando de una reunión donde hay gente madura, como lo es generalmente.

  Por nuestros paradigmas, por nuestra liturgia, el máximo grado de participación que logramos es cuando los músicos siguen tocando y todos balbucean una oración. Pero nadie levanta la voz en oración, nadie tiene una profecía, ninguno propone una canción.
Ese tipo de reunión es un paradigma, y está instalada como si viniera de parte de Dios. Pero yo no creo que sea la voluntad de Dios.  
  Si queremos entrar en aquello que Dios nos propone, debemos revisar y asegurarnos de lo que estamos haciendo.

  Años atrás, cuando quisimos procurar esta libertad, hubo reuniones en que no pasó nada. Las reuniones eran un desastre, y cuando volvía en el auto a mi casa yo estaba triste. Pero el Espíritu me dijo: “¿Por qué vos estás triste si yo estoy feliz? Yo decía: “¿Feliz con esta reunión?”. Dios me dijo: “Sí, estoy feliz con esta reunión porque yo estoy contento con el corazón de Uds. Estoy feliz con el deseo de obediencia de Uds.”

  En un retiro de pascua, éramos 1.800 personas. Llamamos a un hermano de Argentina para que nos comparta. Durante la reunión este hermano estaba sorprendido y nos decía: “En 30 años que llevo de convertido, nunca vi una reunión así”. Poco a poco fuimos aprendiendo a no fabricar nuestras reuniones.

  Una vez fui invitado a estar con los hermanos de San Pablo. La primera reunión fue pura música, canciones y canciones, fue un barullo. Luego di la palabra y les hablé largamente acerca de la profecía. Hablamos del impacto de cuando hablamos o leemos lo que Dios nos pone en el corazón, y la diferencia que se produce cuando lo hacemos simplemente como una formalidad. Hay un impacto que la profecía causa. Hay una fe que se manifiesta en ese momento.

  Después de instruir a los hermanos, a la noche, en la siguiente reunión dijeron:“Ahora vamos a practicar”. Entonces les pedimos a los músicos que se coloquen en un costado, y les dijimos que si alguien cantaba una canción ellos acompañaran, pero que no tomaran el frente en la reunión. La reunión fue muy mala. Fue un desaliento total. Yo me quedé sentado mirando para abajo sin hacer nada. Para ser sinceros, el retiro entero fue un desastre.

  Al terminar, un hermano muy hermoso se acercó y me dijo: “Muchas gracias hermano por esto, porque pudimos ver cuál era nuestra verdadera realidad. Ahora sabemos cuál es la realidad de nuestra Iglesia. Los hermanos no tienen nada para decir. El Espíritu Santo no está actuando en los hermanos. Si ponemos música y les pedimos que levanten las manos y canten, lo hacen; y nos jactamos de las grandes cosas que está haciendo el Espíritu entre nosotros. Pero ahora entiendo que no es verdad”.

  Amados, yo creo que hay mucho para aprender con relación a esto. Lo que más frustra  mi corazón es el sentimiento de estar solo en esto.

  Debemos luchar contra nuestros propios paradigmas y nuestras propias comodidades. Porque es así, es mucho más fácil que alguien agarre la guitarra, empiece a tocar y listo. Alabar así es fácil, oír la voz del Espíritu Santo es otra historia.
  Debemos luchar porque a veces conseguimos algo, pero con el tiempo tiende a caerse, y los paradigmas vuelven a levantarse. Debemos estar atentos.

   Yo creo que si damos lugar a Dios, y buscamos sujetarnos a Él, vamos a ir aprendiendo  cómo hacerlo.

  Repito: No estoy diciendo que no debe haber predicaciones en las reuniones, que no debe haber alabanza, o que la música no es importante.

Lo que más me anima es la certeza de que, tanto las reuniones más pobres como las más efusivas, serán procurando agradar al Señor y dar el primer lugar al Espíritu Santo.

  Yo propongo una liturgia: La liturgia del Espíritu Santo. La liturgia de esperar al Espíritu Santo. Propongo un corazón que diga: “No sé cómo tiene que ser la reunión. Por favor ayúdanos, Espíritu Santo”.   



Extraído de la pagina :

http://haciendodiscipulos.com.ar/escritos/generales/QueHemosHechoEspSanto.pdf

lunes, 26 de noviembre de 2012

Divorcio y recasamiento Ivan M. Baker

Encuentro en la Casa de Ivan compartiendo y Dejando que el Señor guié todo el encuentro surgimos en  este tema que tanto hoy se habla y se quiero distorsionar imperdible encuentro y palabra

Escucha el encuentro atreves de youtube 



El presbiterio Marcos Moraes en español

El presbiterio pastoral características del anciano para estar sirviendo en el pueblo de Dios en el cuerpo de Cristo ....


Vídeo de la enseñanza : 

lunes, 8 de octubre de 2012

IGLESIA Y ESTRUCTURA


Iglesia y Estructura :

Necesitamos entender cuál es la estructura de Dios para su Iglesia.

Hoy  más que nunca, la iglesia busca de Dios, busca de su mano ,de su Espíritu, de su poder… que se mueva en medio de su pueblo. Pero buscamos tanto y anhelamos tanto eso, que nos olvidamos de buscar la forma, la estructura: cómo nuestro Padre quiere que nos movamos y vivamos. El dejo un modelo, una forma de cómo debemos vivir; pero debemos  entender que no solo podemos aceptar las cosas que nos parecen a nosotros, sino es necesario revisar toda la Palabra y tomar todo de ella, sin dejar nada, y poner énfasis donde Dios ,nuestro Padre amoroso, nos ha marcado. Jesús no hacía nada que el Padre no le hubiese mandado… hoy nosotros no podemos hacer nada más que todo lo que nuestro Señor  y Salvador nos señalo, nos ordeno … y lo que  los apóstoles, testigos de todo esto, nos  enseñaron … ahora nos queda entender que si decimos que estamos en El debemos andar como el anduvo .
Dios tiene un propósito eterno: El   quiere que sus hijos  lo  entiendan y comprendan!!!
Como vivir  en ese propósito.
Necesitamos revelación para entender , para que nuestros corazones  comprendan cual es el propósito de Dios para nuestra vida ….hoy muchos no saben cuál  es el propósito, no saben cómo comenzó y cómo uno lo puedo alcanzar.
 La iglesia, en su mayoría, todavía no ha entendido este punto crucial, por el cual Cristo vino a restaurar, a sanar, a salvar, lo que se había perdido.  En la cruz El restableció la amistad, ahora somos hijos, pero como hijos tenemos un propósito: el asemejarnos mas y mas a Cristo. La salvación no es el propósito de Dios para el hombre , sino el medio por el cual restableció el propósito original que nuestro Padre tenía antes de la fundación de mundo, es importante ser sensible a lo que el Espíritu nos muestra, nos revela, y cómo nos  quiere guiar  a través de la Palabra.
La historia nuestra demuestra  claramente  que es  posible que comencemos  por el Espíritu y terminemos por la carne, deslizándonos  muy sutilmente.
Aparentemente entendemos ,hablamos de ese propósito pero toda nuestra estructura, dice y siente lo contrario,  y no  nos damos cuenta,  que no tenemos ese propósito ,en nuestra vida no nos estamos moviendo en El.
La iglesia  puede arrancar ,en alguna ocasiones ,  ese propósito de los corazones de los hermanos, pero también  puede reforzarlo; ahora  bien, no  es tan solo una cuestión de “enseñanzas”,  es más bien una cuestión espiritual … Si la iglesia es una iglesia viva, que se ama en Cristo,  al estar Cristo abundando , ese  grupo de hermanos jamás pierde el sentido , va por el camino que es necesario para alcanzar ese propósito, totalmente guiada por el Espíritu Santo.
Podemos ver claramente, entonces, que el propósito eterno de Dios es una cuestión principal porque nuestro Padre quiero que construyamos nuestra vida en la Roca, en Cristo, y que todos  seamos  más parecidos a Él, hasta que lleguemos a la medida de nuestro Señor amado.

¿Se puede lograr ese  propósito en la estructura actual de nuestros comunidades  ?



Lo que  atenta contra la voluntad de nuestro Padre es el activismo, el re unionismo , el dejar de funcionar como luz y sal ,el estar “encerrados en cuatro paredes”, la falta total de evangelizar y desarrollar  todos los dones que la iglesia tiene  y lo más grave … la falta de guía del Espíritu Santo.
 Corremos esta carrera en algunos casos  sin entender, o  lo  que es peor :entendiendo, no queremos dejarnos guiar, ser dóciles a la voz de Dios; intentando ser  “prudentes” ante ponemos nuestra opinión   y nos arriesgamos a  no entender nada y fracasar .
Estamos expuesto a deslizarnos en algún caso, sin darnos cuenta en otros… para “ensanchar” un poco más el camino ;  si  no hay hombres que nos vuelvan a la verdad corremos un peligro inminente. Pablo le dice a los gálatas “…empezaron por el espíritu y terminaron por la carne quien los engaño quien lo sedujo…” Pablo trataba de hacerlos volver ,tenía otra vez dolores de parto para que Cristo sea formado en ellos .

Si en nuestro corazón no  amamos a Cristo,  si Cristo no está en el centro de todo y no ponemos nuestra mirada en el , jamás lograremos el propósito de nuestro padre.


Podemos ver claramente eso …pero …esta Cristo abundando hoy en medio de su iglesia? … muchas veces se habla ,se predica, se enseña  el propósito para que los hermanos entiendan y vean que tienen que vivir en ese camino, y crecer en ese propósito …ahora , también la iglesia tiene que entender que ese propósito es Cristo mismo.
Cuando yo estoy mirando a Cristo y me  dejo alcanzar por El por su amor ,por su sacrificio, por todo lo que Cristo es… cuando yo entiendo,  y mi corazón estalla en ese amor,   en donde Cristo es grande, es todo, no existe nada mas  (momento al que algunos llaman “primer amor” y que debería ser una constante en nuestras vidas),entonces, en ese contexto espiritual  podemos hablar del propósito.   Pablo dijo“..todo lo tengo por basura…”, esa  declaración del apóstol era la revelación total de lo que se necesita para poder lograr ese propósito; si en nuestra boca, en nuestro corazón, en nuestras charla no está Cristo presente, continuamente, si en nuestros encuentros no abunda Cristo , es imposible que logremos el propósito de Dios, de nuestro Padre .
Pablo sabía que así pensaban los maduros ,los perfectos… pero él sigue, no se detiene, piensa todavía en los que no  tienen revelado ese propósito; dice  entonces “… vivan de acuerdo a su fe…”, el Señor les  irá revelando.
 Los que somos maduros, completos, pensamos así ,vivimos así ; por eso, es importante, más allá  que la doctrina tiene que ser clara, llevar también  a los hermanos a Cristo, que su Palabra abunde en los corazones ; la iglesia hoy en día ,en parte, carece de ese sentido… se llena de muchas cosas pero no abunda la Palabra de Cristo .Es lamentable como muchos hermanos todavía no tienen en claro las enseñanzas de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, por eso cuando entra el error no tienen como alejarse ,sino que, por el contrario, las abrazan; pero hay, en esto,  una responsabilidad de los que presiden : de  no llevar al  Señor  ,ni  sus palabras… es importante entender este punto ya que si no abunda la palabra de Cristo corremos un gran peligro de caer en el pozo ;porque “un ciego no puede guiar a otro” y el único camino hacia el Padre es Jesús!…
Necesitamos entender todo el consejo de Dios, todo Su propósito es decir,  que le conozcamos…pero hay un camino :  es Cristo mismo; nuestros corazones colapsados en Su amor , llenos de Él, viendo  tal cual es ,su majestad ,su santidad ,nuestros corazón estallando  en esa revelación …es ahí cuando podemos movernos, vivir y crecer en El,  el motivo por  el que dejamos todo.
 Es señorío pero es revelación de quien es Cristo ,de que El sea en todo … que en  nuestra boca este su nombre constantemente.

Los no discípulos?

La carencia de idoneidad  de muchos juzgan mal al hermano, diciendo “…no es un discípulo…”, “…no es alguien que esta obedeciendo, no comprende todo el mensaje de nuestro Señor Jesucristo …”y ponen cargas que ni ellos llevan ,son religiosos que quieren cumplir un reglamento …. .
 En la iglesia hay niños “recién nacidos”, hay débiles… Dios nos manda a cuidarlos; ahora bien, eso no quiere decir que no puedan ser parte útil para el propósito de Dios, ya que los encargados, los dirigentes, los ancianos, los hermanos que están para marcar el camino, pueden y deben formar el cuerpo de Cristo poniendo a todos en su lugar, en su función, capacitándolos …ahora, debemos tener en cuenta que dichos hermanos, a los que muchas veces la iglesia marca como no discípulos, a pesar de no tener aun en su vida ese propósito tan marcado, poseen dones , gracia de parte de Dios, que es  útil en el cuerpo de Cristo….Dios no los desecha porque sabe que en su familia hay “niños”, que pueden ir madurando y creciendo sí ,con sabiduría, se les acompaña en el desarrollo de  su función dentro del cuerpo.
 Pablo dice que debemos llevarnos las cargas unos de otros y que si  en algo ofendo  a mi hermano debo dejar de hacerlo…. por eso es importante que la iglesia, sus dirigentes, los que presiden, estén entendiendo… estén llenos de Cristo, no de doctrinas vacías…. si que estén llenas de amor, de compasión, de sacrificio por el hermano…  y tomen la misma postura que tuvo nuestro Amado el único modelo , que es Cristo mismo.
 Si no está Cristo en medio nuestro, si El no abunda en nosotros, si no vemos a Cristo en mi hermano, nos detendremos en activismos en cuestiones minúsculas comparadas con lo que significa  ser iglesia.
El objetivo principal de la iglesia es formar el cuerpo de Cristo, que todos los hermanos  cumplan su ministerio, que estén donde Dios quiere que estén…. y no ser  solo un grupito o “unos cuantos”, si cada hermano no está cumpliendo su ministerio , no estamos entendiendo , entonces, el propósito de Dios….. no hemos recibido revelación aun en esto…. es un doctrina una enseñanza mas……no se ha hecho carne aún en nosotros.
Ahora, si entendemos eso, sabemos que el único modelo a seguir es Cristo ,es la forma en que el Padre quiere que hagamos todo .En El “…están  y fueron  creadas todas las cosas…”  por eso, cuando entendemos y bebemos de esa revelación, nuestro corazón estalla, porque entendemos que todo, la iglesia toda, es parte vital de ese propósito; que todos nos necesitamos para lograr ese propósito, y que no podemos dejar de lado a nadie ….ni al más pequeños de nuestro hermanos.


Muchas veces cuando vemos a un hermano que no está creciendo, a un Iglesia que no está creciendo, jóvenes que no están creciendo, siempre se  apela al compromiso  personal, al señorío de Cristo, a la necesidad de tener unción, de estar completamente lleno del Espíritu, estar bautizado en El o como  se quiera llamar...
 La iglesia siempre marca y refuerza esta idea, y espera que los hermanos en su intimidad, en su compromiso con el señor, y lleno de Espíritu Santo, puedan vencer ,vivir esta vida, y crecer…
Entonces  por qué vemos tan poco resultados:
 …Cual es la cuestión? … que los hermano no tienen el señorío de Cristo?  Ese es el problema de la iglesia actual?
Cuál es la  forma de Dios?
 Le tiramos  “el fardo”, todo el problema    A NUESTRO SEÑOR….
 Y decimos: “…sed  llenos de Él, haced su voluntad, y veras que vas a vencer en todo….” Ahora, esto es verdad, nadie puede negar esta verdad ,pero me animaría a decir, que no es todo lo que la Palabra de Dios indica, para las necesidades de toda su iglesia.
 Sin  ninguna duda somos un cuerpo, una familia, UNA IGLESIA VIVA donde  hay dones, hay vida, pero ¿qué pasa si esa vida no está?
 Dios no va a reemplazar algo que El mismo marcó como fundamental para el crecimiento, para que todos lleguemos a la medida del varón perfecto…
Sino  vemos lo importante que es el cuerpo
La iglesia, en su mayoría no entiende que ellos mismos  son los redimidos,  los que  componen  la iglesia, y no tienen conciencia de eso… no respiran eso…. y  creen que es un simple edificio entonces la iglesia cree  que es un “local” , un “templo” donde voy “a  cargar las pilas” “me lleno del Señor”, donde “ hacemos culto a nuestro Señor adorándolo  y poniendo nuestra moneda”…  debemos  ver, entonces, que no tenemos un conciencia de cuerpo de Cristo…
Si no entendemos que somos miembros, que nos ayudamos mutuamente, y que si uno se duele todos se duelen, y si uno se alegra todos nos alegramos, si no entendemos eso, es porque no estamos entendiendo a Dios.
 Podemos mil veces  decir: “pasa al frente… deja que El te llene así podrás vencer…”, pero Dios no puede remplazar lo que El mismo creó para su iglesia…
Tenemos una variedad  de ministerios, no un solo ministerio; tienen que estar todos los ingredientes que nuestro Padre dispuso y estableció para su pueblo, para que nuestro Señor tenga una esposa sin mancha, sin arruga, que sea fiel y tenga aceite en su lámpara ,siendo la sal y la luz de este mundo y , principalmente,  todo se tiene que practicar en amor, nos tenemos que amar a través de Cristo.


Cuando la Iglesia reemplaza esto va en busca de líderes bien capacitados
 Pone todo el peso en un o en unos pocos referentes; no llegan a  entender a Cristo, sino buscan motivadores expertos en reuniones ,en encuentro, en  retiros, expertos en diversos  temas, en charlas… una generación de líderes bien formados, capacitados, llenos de intelecto, de filosofías, sicología,  estructuras… buenos empresarios del evangelio para formar, para lograr que la  Iglesia sea madura sea firme y esté llena de Dios (en el mejor de los casos).
 Ante la Palabra ,ante la Verdad ,vemos que el crecimiento, la madurez no puede estar sujeta a un hombre o a unos pocos… sino que tiene que ser el conjunto de la comunión ,el ser familia ,que se ayuda, exhortándose unos a otros ,siempre en amor .Es importante entender a Cristo ,entender la voluntad de nuestro Padre, entender lo que El  quiere :una familia que se ayude ,que se llame, que se cuide.
 Si toda la carga recae en un sólo líder ,  no es el escenario   que Dios marco para que la Palabra enseñada de frutos….
Si como iglesia no formamos el cuerpo de Cristo, si no funcionamos como cuerpo ,perdemos el sentido total de todo: cómo funciona , como se ordena el mismo, como sabemos que estamos en el buen camino.
Porque al  mirar  las Escrituras ,cuando en la Palabra dice , “… cuando  os reunís todos tienen para dar …” y “… que cada uno dé  de  lo que tiene…” es porque así se forma el cuerpo de Cristo. Para que todos estén edificados.
Eso ¿es algo relativo o absoluto para nuestro tiempo?.... cuando escuchamos monólogo tras monólogo en nuestros encuentros, retiros …¿estamos bíblicamente aprobados por la Palabra?
Se entiende que, a veces, hay que poner énfasis en un tema y un hermano puede enseñar, ministrar sobre ese tema; ese no es el problema ….el problema surge  cuando toda nuestra actividad ,en más del 99 % recae en una sola persona o unos pocos, y no  en todo el conjunto de hermanos, compartiendo doctrina mensajes de parte de Dios . ¿ Acaso es hoy imposible eso?  si la palabra lo dice ¿es porque no se puede realizar?¿ es porque estamos enfrascados en nuestras rutinas, en nuestras formas? Debemos entender cuál es la voluntad de Dios …….
 Ahora, para lograr que la iglesia funcione , debemos romper con nuestro pensamiento, con nuestra estructura ,con nuestra teología  y mirar a Cristo.


Como sabemos  hay  dones, ministerios, enseñanza, maestros, hermanos  idóneos que enseñan a otros.
 Es lo que Cristo hizo: enseñar, mostrar la verdad…
 Las enseñanzas son el material donde construimos nuestras vidas, donde edificamos nuestras vidas; nos ubican, nos ponen donde tenemos que estar: como hermano, como hijo, como esposo, como ser humano en esta sociedad. La palabra nos guía en todo momento, es el mapa que jamás debe faltar y que tiene que abundar en nuestro corazón, siempre en la verdad, sobre la roca que es Cristo.
No se puede solo enseñar sino hay que ser ejemplo en todo
 Pablo decía que como él anduvo y se mostró así deberíamos de andar, “… porque yo miro a Cristo…”, el apelaba no tan sólo a sus palabras, enseñanzas, sino apelaba a su forma, al ejemplo que él  había mostrado en todo tiempo: a Cristo. Una y otra vez el anima a que tengan un mismo pensamiento, a que tengan una misma unidad, a que tomen la misma postura que tuvo Cristo que se humilló ….Pablo  había entendido bien.
La estructura de la Iglesia muchas veces ha ahogado la palabra de Dios:
 Así como debemos ser buena tierra para dar buenos frutos, así debe ser  la estructura de la Iglesia. Muchas veces  ha ahogado y no deja que la palabra de Dios crezca… hay como un techo,  algo que ya no se puede superar más… aunque entendemos que Dios tiene mucho más para darnos, y pedimos, y rogamos y cantamos, buscamos más y más para que  el Espíritu nos toque.
Muchas veces hemos complicado, hemos “sofisticado” el Evangelio alegando modernizarlo . Haciéndolo más agradable, más confortable. En un momento, entendimos que la reunión era todo, luego quedamos atrapados en esa burbuja, y ahora nos cuesta ver claramente lo que Dios quiere, cuál es su voluntad; la reunión es el centro de las actividades: es donde nos relacionamos donde nos encontramos y donde expresamos nuestra gratitud a Dios.
Ahora bien, no está mal la reunión , no está mal juntarnos; pero muchas veces, así como una vía de tren traza  un camino y en ese camino están  las distintas estaciones ,así ,muchas veces, las reuniones marcan una forma de encontramos, de relacionarnos, y marcan el tiempo- como las vías marcan las estaciones- en que nos encontramos;  y  entonces no sabemos, no podemos desarrollarnos sin esa estructura.
Cuando no  puedo encontrarme con un hermano y  no sé lo que le pasa a mi hermano no conozco a mi hermano …quiere decir que esa estructura me aleja de lo que Cristo, de lo que Dios marcó para su pueblo, su familia, sus hijos.
 Aunque entendamos que tenemos que visitarnos, que tenemos que encontrarnos, que tenemos que cuidarnos …si esa estructura, si esas vías marcan el ritmo, marcan la frecuencia, no podemos pretender que los hermanos, que la Iglesia, entienda y que madure y crezca a la medida de Cristo.



Las estaciones son las reuniones son donde debemos bajar

No podemos parar el tren en cualquier lado, entre estaciones, no está preparado  para eso ,como tampoco los que viajan en el …. entonces se debe esperar a la próxima estación …eso aleja a los viajeros de su destino.
De esa misma manera , los hermanos aprenden sólo a “bajar en las estaciones” sin saber cómo moverse fuera de ese esquema ….Ahora  ¿podemos pretender que un hermano o que los hermanos sean maduros si no saben moverse fuera de esa estructura tan rígida y aprobada?  Amarse unos a otros, el amor ,es la cúspide de la perfección, debemos apuntar a que esto se desarrolle “entre estas estaciones” las cuales  no conforman el “todo” del camino en si mismo…
Podemos entender bien claro todo, podemos saber bien todo, pero… si creamos una vías, un carril donde ir y una estaciones con “horario de salida  y de llegada” nos atamos … No está mal el orden, pero es riesgoso cuando lo que es relativo se vuelve absoluto; no podemos pretender que nuestros jóvenes, nuestros hermanos, sin ser ayudados en forma personal  en esta carrera sean maduros, sean perfectos
No podemos enseñar si no “ven” como hacemos y como nos movemos… En una reunión no se genera eso, sea en una casa, en local, en un salón, o donde quiera… por qué no está lo que Cristo mostro y marco y que los primeros hermanos practicaron….
Cuando tenemos este tipo de estructura ,tenemos una hora de comunión,  o sea una hora de salida y de llegada… tenemos un día   o sea tenemos una  estación  especifica donde tenemos que bajar ;amén que cuando hacemos todo eso no sentimos bien y  terminamos entendiendo que esa es la única forma de tener comunión ,entonces cumplimos ,sentimos que estamos bien… tomamos el tren a tiempo, bajamos en las estaciones señaladas, a la hora señalada, y hay veces que tomamos trenes rápidos, otros más lentos, otros paran  en todas las estaciones  y otros se pasan algunas ….
Pero…¿ cómo puedo yo pretender que la iglesia se sienta familia ,se sienta parte unos de otros cuando todo la estructura está marcada y principalmente todas las actividades no pasan por los hogares sino por el salón o el local?¿ cómo puedo pretender que sepan evangelizar ser buenos maridos, buenas esposas,  ser hermanos maduros si no  se ven? ¿ si sólo paran en un estación?

Como todos sabemos una estación no es natural
 No es lógico comer, vivir ahí …es un lugar de tránsito es un lugar donde pasamos y venimos pero en donde no podemos comer, dormir, compartir, hospedar … con el ruido y todo el movimiento sería imposible…no posee la infraestructura necesaria!
 Imposible reemplazar  la natural vivencia de los hogares con eso…..el  encontrarse cara a cara y ayudarse en todo, pudiendo comprender, entender a mi hermano, sufrir  si él está sufriendo y alegrarme si él se está alegre y compartir todo con un corazón agradecido por todo lo que nuestro Padre provee a la familia ,que gozo!

La humildad y la mansedumbre de Cristo:
 La simpleza de amarnos, El mismo dijo : “…en esto conocerán que son mis discípulos que se amaran unos a otros…” en esto podemos conocer que somos discípulos, que estamos amándonos  y que somos uno, así como nuestro Padre y Jesús son uno .El mundo creerá que somos de Él. Entonces ¿porque nos cuesta entender que solo a través  de Cristo, de su forma podremos edificar la iglesia crecer en todo y ser la luz y ser todo lo que nuestro Padre espera que seamos…?

Todos somos útiles:
Cuando tenemos una estructura, donde las estaciones, las vías y donde tenemos un estructura tan marcada, es de comprender que no todos se van a sentir parte,  útiles
Se van a sentir pasajeros, cosa que pasa muy seguido en la iglesia: solo tienen que entran en el tren, se sientan o se quedan parados y no participan en nada; sólo tienen  que pagar el boleto y esperar a horario el tren para no perderlo. Ahora el pasajero sabe que no es útil en toda esa empresa, porque sólo eso ,un pasajero! no es el conductor ,no es el guarda , no es el de  seguridad, no es nadie en si! sólo un simple pasajero y queda estático, sin compromiso y ,si ve que el tren está bien ,se queda, sino, toma otro línea de  tren( si piensa que así va llegar más rápido y cómodo a destino)  y así no tiene que preocuparse por nada, solo en tomarlo y en asistir a la estación señalada! …
Es de  entender eso y que se sienta así… entonces, se debe apuntar a  que todos los hermanos participen, se   involucren,   que entiendan  que son todos importantes!,  que no hay santos de primera y de segunda, que todos tenemos  el mismo calificativo pero distinto dones, capacidades dadas por el Espíritu Santo para la edificación del cuerpo de Cristo que es la cabeza.
Todos somos sacerdotes capacitados por el Espíritu, todos somos templo de Él. Tenemos acceso a nuestro Padre, todos podemos orar y El nos escucha…  pero cuando  una estructura  se encuentra tan marcada, muchos hermanos no entran en su correcta realidad. La palabra dice ¿no sabes que SOS templo?, hoy no se sabe que somos templo, que somos sacerdotes, que tenemos toda autoridad y que Cristo está con nosotros hasta el fin; que un hermano, hasta  el más pequeño  tiene en su corazón a Cristo, tiene palabra, esta guiado por el Señor y puede darnos de lo que tiene para que todos nos edifiquemos.
 Esto se ve en la comunión de los santos hoy?...
Dios se quiere manifestar en sus hijos en su familia:
No cabe duda que cuando todo el cuerpo está junto se ama ,y pone su mirada en Cristo, en  nuestro Padre hace temblar todo. El  se mueve, nos acompaña ,se está agradando de sus hijos, nos mira y ve que no tenemos nada de este mundo; que estamos completamente en su reino, en su gobierno,  y que, como hijos obedientes, nos dejamos guiar ,amar… somos vasos limpios :porque si estamos en luz y tenemos comunión unos con otros la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado….

No podemos engañar al Espíritu Santo:
Cuando los primeros hermanos  vendían sus propiedades y entregaban todo a los apóstoles un matrimonio quiso engañar y decir que vendió a tal precio cuando en realidad era otro el precio…
En ese momento murieron, perdieron la vida por mentir, por querer demostrar una cosa pero en realidad era otra.  A simple vista ellos habían vendido sus propiedades,  todos habrán dicho: “..qué bien! están haciendo y perseverando en la doctrina de los apóstoles!...!pero era otra la realidad, era otro el compromiso .Tenemos que pensar  hoy, cuando se habla del señorío y de entregar todo, y de que Cristo sea todo 100 %.... no podemos engañar al Espíritu Santo . A simple vista nos calificamos bien ,nos ponemos hasta contentos, nos sentimos bien …y si la reunión estuvo buena mejor!  En realidad, y profundizando en este aspecto… tanto hablamos  del señorío, de que Cristo es el Señor,  realmente, ¿estamos totalmente “en el escenario” como iglesia, donde nuestro Padre estableció y decretó y donde él quiere que su hijos anden y se muestren?¿acaso no nos quedamos “con un vuelto”,  no nos quedamos “con nuestra forma” con “nuestra sugerencia” con “nuestra manera”?. Ahora  bien, podemos mentirnos a nosotros, decir : “…el Señor mira los corazones …”pero , no olvidemos que el Espíritu, que lo sondea todo, sabe que no estamos a los pies de nuestro Padre diciendo : “todo lo que Tu mandes yo haré,  no quiero nada de mis pensamientos sino solo lo que a ti te agrada” ….
Pretendemos que el Señor nos acompañe con señales, milagros, que tiemble el lugar, que todos vean …Pablo decía y se defendía diciendo “… con señales y prodigios…” ¿cómo nos defendemos nosotros? Pablo decía que “…el reino de los cielos no es palabra, sino poder …”¿ qué tenemos en nuestras manos?:¿ un discipulado?¿ una iglesia pulida? ¿ todo en orden? Pero…¿ en qué orden? ¿en el nuestro o en el de nuestro Padre? Acaso si estamos en su voluntad ,en el señorío de nuestro Amado ¿no se mostraría “con todo” en nosotros?¿ no veríamos contantemente su mano, su presencia a fuego en nosotros? ¿su santidad no sería como la iglesia primitiva donde el Señor estaba contantemente moviéndose  en todo momento?…
Cuando Pedro y Juan entraban al pórtico de Salomón, un paralitico le pidió una limosna, y ellos le dijeron “…no tenemos ni oro ni plata, pero lo  que tenemos te damos ...”y el paralitico  se sanó. Nosotros¿ que tenemos hoy? ¿que tenemos realmente? ¿ que podríamos dar a ese paralitico hoy? ¿una reunión?¿ un discipulado? Es importante eso, sin dudas! Pero… realmente tenemos palabras y no el poder de nuestro Padre….. El nos quiere acompañar con señales, con prodigios, El ya ordeno eso, debemos creer y tomar todo lo que el Señor quiere, dejar de lado todo lo que no es de El….
En vano trabajamos si Dios no edifica la casa
Qué difícil es entender y comprender cuando no está  en nuestro corazones LA  revelación   de la Palabra de Cristo! Comprendemos que sin El no podemos hacer nada…. si no tomamos su yugo, si no edificamos como él quiere sin el trabajamos en vano y no llevamos frutos verdadero nos calificamos por cuestiones simples por que la reunión estuvo buena porque el retiro estuvo bueno porque los hermanos asisten a  todos los encuentro por que se aprendieron la lecciones ahora así es como debemos ver como la palabra marca en todo el nuevo testamento acaso Cristo está APROBANDO vernos escuchamos como el nos está viendo tenemos sensibilidad para escucharlo y entender lo que nos dice como familia como cuerpo acoso como cuerpo no es lógico que nos moviéramos como quiere la cabeza  nosotros no podemos movernos como queremos nosotros tenemos que movernos como la cabeza que es Cristo es lógico pensar eso es lógico que si nos movemos como nosotros queremos todo el cuerpo sufra  se lastime se enferme por no caminar en donde la cabeza que mira sabe el camino ve y entiendo nosotros no entendemos no comprendemos solo tenemos que escuchar y realizar hacer esa es nuestra función ahora lo estamos asiendo o tenemos nuestros pensamientos y nuestra propia manera .
Es claro que cuando vemos a todo el cuerpo a la familia vemos que muchos padecen por que la iglesia es una no solo un grupo demonicional sino tenemos esa identidad también fracasamos y no estamos entendiendo a Cristo a nuestro padre en lo que el marco……

Para lograr su propósito, debemos tomar todos los ingredientes; debemos romper con tradiciones, con sectarismo, con nuestro orgullo, debemos comprender que para lograr eso debemos andar como El anduvo ,movernos como El sino jamás lograremos nada; seremos híbridos que no tienen y no pueden dejar vida ,sino una generación estéril donde abunda el pragmatismo, donde la iglesia es más una empresa que una familia.
Muchos hablan de lograr ese propósito: que los hermanos tienen que estar bien acoyuntados, bien concertados; pero lo dicho se sitúa en un contexto , tal como lo refiere Pablo cuando dice “… que puso apóstoles ,evangelistas,  profetas , pastores y maestros…” entonces si enfatizamos la primer premisa debemos también fortalecer la segunda idea para lograr dicha finalidad, entonces en nuestros días ¿ donde están los profetas, donde están los evangelistas,  los maestros? Acaso¿ no faltan algunos ingredientes cuando en nuestros iglesias solo tenemos  un es pastor o dos…? ¿eso es realmente lo que la Palabra marca?¿ acaso no había muchos ancianos en cada lugar donde se establecía la iglesia…? Debemos tener en cuenta que Dios  no va a reemplazar algo que El ya ha marcado  y que los hombres ,por tener mejores ideas, no ponen en práctica….
 Por otra parte,  los ancianos actuales ¿son estimados doblemente por enseñar y predicar? ¿cuántos son  los que enseñan y evangelizan?  …. hablamos mucho de lo que la iglesia tiene que ser de lo que los hermanos tienen que ser ,pero tenemos que entender que Dios quiere que todo esté en orden.
 No es posible  que  los que presiden  la iglesia, hayan dejado en segundo plano  la predicación de la Palabra, que no  se tenga esta dimensión de la vida cristiana  como premura…
La evangelización  no está entonces marcada como fuego; como decía Pablo “… ay de mi si no predico…” ¿ acaso no es lo que  Dios quiere para su iglesia? la falta total de evangelizar no tan solo corrompe el propósito de Dios sino que también provoca que  no llevemos a otros a ese propósito…
Es gravísimo que todavía no se entienda esto y que se pretenda  con una predica o  una enseñanza esporádica ,(de algún hermano  que tal vez no predica, no evangeliza constantemente) convencer a la iglesia que hay que evangelizar;  la predicación de buenas nuevas tiene que ser constante en los que dirigen ,en sus apóstoles. En la Palabra se ve claramente que los apóstoles  vivían y se movían  para evangelizar, para llevar la Palabra a donde el Espíritu le marcara…¿ acaso hoy es distinto ,acaso el Espíritu cambió? ¿Dios cambió?¿ piensa diferente?¿ tiene otro plan para sus dirigentes?.... 
Recordemos la decisión tomada por   Pedro cuando los apóstoles mismos se encargaban de servir a las mesas, tuvieron que designar a otros servidores  para  poder ellos mismos continuar con la enseñanza y la evangelización….. me pregunto ¿ por qué pensaron de esta manera?¿ no será porque Cristo mismo  les dijo “…vayan a todos las naciones y sean testigos… hagan discípulos? ¿Acaso esas palabras no corren hoy en nuestros días…?¿ Acaso solo son discipulos los que están en nuestras congregaciones y estamos tan abocados a ellos que nos olvidamos de todo el resto? ¿Acaso es así como el Señor quiere que nos movamos?... debemos entender que muchas veces con la estructura actual de la iglesia se corrompe el propósito de Dios, por que se usan esos recursos escasos, esos “pocos ingredientes” en un área en la  que tendríamos que tener muchos más ….un solo pastor para muchísimos hermanos ..
¿ Eso es lo que está marcado en la Palabra? ¿Acaso Pedro cuando dice  “…yo aciano también con ustedes…” no está hablando de muchos hermanos que tenían ese ministerio dado por el Señor o impuesto por las manos de los apóstoles?.... sin hacer alusión aquí a  los evangelista …
Pero tenemos que comprender y orar, rogar… los dones están… no se trata de una carencia de dones…. están ahí…..  pero si los hermanos que tienen estos dones están inmóviles, si están “atados a una silla”, si son tomados como “cristianos de segunda” donde inconscientemente se los trata como “laicos”….haciendo, seguramente sin intención,  una separación de “sacerdotes y laicos”…
Lo vemos, entonces, como si no estuviese capacitado… y ponemos miles de “excusas”… miramos como “los hombres” y no como Dios ,nuestro Padre ,mira y quiere que vivamos .Es frecuente ver el terrible desgaste de querer levantar una pared y que ésta se caiga …es terrible ver como no hay “diques de contención” donde toda la bendición de nuestro Padre sea guardada, cuidada, protegida ;los “diques” sólo pueden formarse por hombres maduros, completos perfectos, que son los que guardan la revelación, guardan toda la bendición y saben cómo administrarla… pero si esos diquen están rotos … la iglesia  padece …
Si no están estos hombres, que son los que son las columnas,¿ la iglesia puede ser madura?¿ puede el Señor derramar de su Espíritu si no hay hermanos que puedan ser vasijas contenedoras? ¿Acoso no se irá toda esa agua por nuestras rajaduras… nuestra falta de consistencia para detener  las cosas de este mundo?, entonces  creemos ,predicamos, exigimos que  todo estén maduros , ¿pero es por falta de señorío  acaso?¿ es porque los hermanos no entienden bien?¿ es porque falta más el Espíritu Santo? Debemos entender cuál es la voluntad de nuestro Padre, debemos creer a nuestro Señor, no responsabilizar de todo a los hermanos, sino ver que tiene que encontrarse en la iglesia todo lo que Cristo enseño y mostro con su vida, para que crezcamos  y podamos vivir esta vida en abundancia y no en escases …

Si no hay  mas “pablos” “ pedros” “ ivanes” ¿podremos lograr el propósito de Dios en nuestra vidas?¿no estaremos queriendo decirle a Dios como tienen que ser las cosas? ¿ quiénes somos para darle un consejo a Dios?...
 Que nuestro corazón entienda que  si no ponemos todo lo que El señor quiere jamás podremos lograr lo que el mismo nos pide…. porque solo hay un camino para llegar al Padre y es: Cristo.
Debemos  mantenernos unidos…cuidándonos de nosotros mismos…. amarnos…y, sobre todo, mantenernos en la sana doctrina….estaré exagerando?? Más allá de los aspectos exteriores, es amarnos unos a otros y tener un mismo sentir…tener la misma postura que tuvo Cristo Jesús….Podemos tener todo bien claro… podemos leer bien toda la revelación dada y entenderla… pero si las estructuras lo ahogan todo, es imposible que haya fruto permanente… sólo flashes que cada vez se van apagando mas y mas……acaso todavía no entendimos que un poco de levadura leuda toda la masa sea para bendición o para maldición?? Tenemos que repetir las mismas cosas hoy?? …seguiremos siendo duros y no escuchar lo que el Señor nos dice hoy?? Si nos mantenemos aislados unos de otros es imposible que el Señor pueda cumplir su ministerio en nosotros….necesitamos del cuerpo, de todo la Iglesia de Cristo, que su Espíritu nos guie en todo momento; que el Señor sea, en toda su familia, (si es que todavía creemos que tenemos que ser una familia de muchos hijos parecidos a nuestro amado y Señor Jesucristo)……


martes, 7 de agosto de 2012

“Si Se Convirtieren De Sus Malos Caminos” Ivan Baker


“Si Se Convirtieren De Sus Malos Caminos”
Meditación de Ivan M. Baker 30/10/99
(Transcripción del audio “Hagamos la Lista”)




Son las 6:38 de la mañana y la inquietud de mi espíritu me despierta después del tiempo de
reunión que tuvimos anoche con Alex, Hugo y otros hermanos, donde volvimos a reiterar el
llamado de Dios en esta hora. Esto Dios lo registró en 2 Crónicas 7:14, en donde hay cuatro
cosas que creo que nos dice en cuanto a la Renovación:
"si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, si oran y buscan mi
rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos,
perdonaré sus pecados y sanaré su tierra." (2º Crónicas 7.14, RVA)
“El señor se ha apartado de su pueblo por EL PECADO”. Anoche avivamos las palabras del
Señor en nuestro espíritu como algo urgente, indispensable. No las podemos soslayar,
esquivar, las tenemos que enfrentar. Y enfrentar con todo nuestro corazón, con todas
nuestras fuerzas, con toda nuestra alma.
Es importante descubrir como este pensamiento viene de parte de Dios a nosotros, el de
apartarnos de nuestros malos caminos, ya que es posible que pensemos que NO TENEMOS
MALOS CAMINOS. Es posible que pensemos que andamos bien cuando andamos mal. Es
posible que nuestra vista no alcance a entender el llamado del Señor y la santidad. Quizá no
entendemos la cruz, quizá no entendemos el yugo de Cristo. Quizá no entendemos que
debemos apartarnos de toda contaminación de carne y espíritu. Quizá nunca llegó a nuestro
corazón el hecho de que Cristo se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda
iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Quizá nunca nos ha
amanecido que la conversión es santificación, consagración.
En las nuevas corrientes llamadas cristianas pareciera que la santificación es una opción,
donde yo puedo optar por ser santo y puedo optar por ser menos santo. Y este es el gran
error de las así llamadas denominaciones cristianas de hoy, que no entienden que la
consagración es parte de la conversión, que la conversión es consagración y si no hay
consagración no hay conversión.
Esto es muy importante entenderlo porque la única tierra que va a llevar fruto para Dios, los
únicos discípulos que van a ser aceptos al Señor, son los que limpiaron sus vidas de toda
piedra, de toda maleza y espina, y han cultivado su tierra en el temor de Dios.
El justo que ha hecho todo esto y lo entiende, con dificultad se salva. ¿Cómo “con
dificultad”? ¿No es amplia la salvación? Sí, pero el justo se salva orando, se salva velando, se
salva consagrándose continuamente, apartándose completamente de toda contaminación
de carne y espíritu, apartándose del mundo, no permitiendo que las delicias del mundo, los
deleites del mundo, los sueños del mundo, los objetivos del mundo, los dictámenes del
mundo, el criterio del mundo, ni roce su corazón ni llegue cerca de su mente, porque ha
sido santificado, ha sido lavado, ha sido trasladado del reino de las tinieblas al reino del
amado Hijo de Dios.
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Por lo tanto la consagración es indispensable, no un mero fruto de la vida cristiana. Es la
base de la vida cristiana, es el fundamento sobre el cual Dios desarrolla nuestras vidas y
cuando hemos entendido esto, estamos en la vid legítimamente y no seremos cortados sino
limpiados. La comprensión mínima de esto dará lugar al crecimiento y esto a su vez dará
lugar a mayor santidad, y mayor santidad dará lugar a una vida que es formada a la imagen
de Cristo.
Esto es retratado en Hebreos, al final del capítulo 5 y comienzo del capítulo 6. Aquí vemos
que Dios no admite en la iglesia a uno que siendo niño se mantiene siendo niño. Muy fuerte
viene la amonestación de Dios sobre los que se mantienen en infancia espiritual, sobre los
que son cumplidores de eventos, de reuniones en las cuales se gozan levantando la mano y
haciendo ademanes de adoración y alabanza, no entendiendo ni siquiera el principio de la
adoración y la alabanza, con el mundo en sus corazones, con deseo de que termine pronto
el sermón porque quieren irse a casa, quieren encender el televisor, quieren ocuparse de lo
que más les interesa, tienen otros intereses y no el reino de Dios, y pasa el tiempo y Dios
tiene misericordia pero no crecen, Dios sigue esperando pero no crecen, no sacan las
piedras, no se santifican para ser siervos de Dios. No entendieron el llamado de Cristo.
"Pero las cosas que para mí eran ganancia, las he considerado pérdida a causa de
Cristo. Y aun más: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo
incomparable que es conocer a Cristo Jesús mi Señor. Por su causa lo he perdido
todo y lo tengo por basura, a fin de ganar a Cristo" (Filipenses 3:7-8 RVA)
Pablo aquí no dice “algunas cosas” sino”todas las cosas”. Muchos no entienden que este
llamado del Señor es el único y normal; no es el llamado a un apóstol, es el llamado que
Dios hace a todo hombre con el fin de seguir a Cristo para ser salvo, para ser participante
de las glorias celestiales, para ser un hijo de Dios, para ser un redimido por la sangre del
Hijo de Dios.
En Romanos 6:22 Pablo dice “Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos
siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna”. Es decir,
la santificación es el fruto de haber sido libertados del pecado. Y bien vale la pregunta: ¿Y, si
no hay fruto que puedo esperar? Cristo dice en Juan 15:2 que todo pámpano que en El no
lleva fruto el Padre lo quitará. En Lucas 3:9 dice "También el hacha ya está puesta a la raíz
de los árboles. Por lo tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego."
¿A qué fruto se refiere? ‐ La santificación. ¿Qué es la santificación? ‐El apartarse, el no tocar
lo inmundo, el correr a los brazos del Señor, el ser contenidos en la mente y el espíritu de
Cristo y no más en la mente de la carne. Santificación es tener un corazón nuevo y un
espíritu nuevo; es haber sido despojados del corazón de piedra y recibido de Dios uno
nuevo de carne. El corazón de piedra es el que corre detrás del mundo; el corazón de carne
es el que es sensible a la presencia de Dios, se santifica en la presencia de Dios, crece en la
gracia y en el conocimiento del Señor, crece en la separación con el mundo, crece en la
anulación de sus propios criterios para aceptar los criterios de Dios.
Santificación es tener una vida no mezclada, no contaminada. Es Cristo nuestra esperanza
de gloria y “ya no vivo yo si no Cristo vive en mi”. Esto no es una sugerencia si no una
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condición. Y el justo tiene dificultad y solo gana la batalla orando, confesando, procurando
ayuda, limpiándose continuamente, lavándose en la palabra, limpiando su conciencia de
malas obras, creciendo en la obra del Señor, siempre creciendo en la santidad, creciendo
en la comunión con Dios.
Esta es la única forma en que tenemos seguridad de salvación. No hay otra forma, no hay
otro camino, no hay otra propuesta. Las condiciones las pone Dios y esto es muy
importante. Yo no hago un pacto unilateral, sino que acepto la condición del Reino de Dios,
de renunciar a mi mismo para aceptar la mente de Cristo, de recibir el espíritu de Cristo y la
vida de Cristo en mí. “Ya no vivo yo sino que Cristo vive en mi”. Este es un principio
fundamental para ser aceptado.
Si alguno persigue otros intereses aparte de los del Señor, si alguien posee aspiraciones muy
fuertes que contradicen la vida espiritual, no ha muerto realmente, no se ha ofrecido como
sacrificio vivo, no se ha presentado a Dios como ofrenda. Y si los que efectivamente se
presentaron como ofrenda y santificaron sus vidas y viven continuamente velando y orando
y buscando la santidad, con dificultad se salvan, ¿dónde aparecerá el impío y el pecador? (1
Ped 4:18) ¿Adónde irá a parar el que voluntariamente se inclina hacia el mundo, el que
pretende hacer más ancha la puerta angosta porque tiene apetitos carnales, porque Cristo
no es su gloria, Cristo no es su motivo único, porque su vida no es Cristo?
Un poco de Cristo y mucho de mí mismo; un poco de Su voluntad y mucho de la mía; un
poco de santidad y mucho de mundo y carne. Mente carnal, palabras carnales, conceptos
carnales, decisiones carnales, oprobio y engaño. ¡Convirtámonos de nuestros malos
caminos!
Esto que estamos diciendo no es para darlo desde el púlpito. No es la predicación de la
santidad lo que va a convencer a la iglesia, sino la levadura de santidad leudará toda la
masa. No necesitamos más sermones sobre la santidad. Necesitamos que se levante un
pueblo pequeño, (no pensemos que va a ser muy grande), pero en algún lugar se van a unir
dos, en algún lugar van a haber dos o tres que le entiendan al Señor; en algún lugar se va a
producir la maravilla de la vida, el resurgimiento del Reino de Dios, en algún rincón cuatro o
cinco se van a juntar para orar. No para imponer a Dios sus planes y propósitos sino para
buscar a Dios y para entregarse a los propósitos y planes del Señor.
Vidas sensibles a la palabra de Dios y al Espíritu Santo. Vidas que arden para ver la iglesia
limpia. Arden para ver a Dios glorificado. Arden para que la palabra vuelva a ser la única
regla de fe. Hombres que se ponen sin programas, sin apetitos personales a buscar a Dios y
a entregarse a Dios, a vivir en la presencia de Dios, a conocer a Dios, a desear
profundamente sus palabras y sus dichos. Conocer su santidad, conocer su grandeza, su
amor infinito.
Su paciencia es para que seamos santos y sin mancha delante de Dios. Su paciencia infinita y
grandiosa es para los que de corazón resuelto limpian su camino. Entonces busquémonos
unos a otros para orar juntos, para entregarnos a Dios como instrumentos no solitarios,
sino juntos, pongámonos de acuerdo para orar. Los que esto desean, escudriñan la palabra,
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no dan por sentada ninguna cosa, revisan todo de nuevo y cada día encienden las lámparas
ya que sin santidad nadie verá al Señor (Heb. 12:14).
Ser usados por Dios como una pequeña minoría, como una pequeña piedrita, una pequeña
porción de levadura, un grano de mostaza que tiene vida, la semilla más pequeña pero
adentro hay un árbol, hay vida, toda ella es una semilla de mostaza, no está contaminada no
está rota, está entera, lista para caer en tierra y morir. Los que quieren ser usados por Dios
tienen que morir: “si el grano de trigo no cae en tierra y muere queda solo pero si muere
lleva mucho fruto” y esa pequeña lucecita va a empezar a alumbrar en el lugar oscuro de la
noche de la iglesia y del mundo.
La luz va a ser clara. No va a surgir un movimiento de hombres sino de Dios. No va a venir de
la opulencia de una atracción mundana, de reuniones magistrales, sino que habrá un
aposento alto en el que los hermanos oran y se identifican con el crucificado, con el
despreciado, sabiendo que ellos también son despreciados y parte de la cruz, de la sangre,
del rechazo del mundo. El mundo los odia y en cualquier momento llaman a la puerta los
soldados romanos para llevar a los discípulos al patíbulo. Había un vínculo extraordinario
entre esos hombres que los unía. No solamente era la fe de Cristo, apabullados por los
acontecimientos que no podían todavía entender, porque en sus mentes no habían
comprendido hasta más tarde, cual era el camino del Señor. No entendían bien el porqué de
la cruz, el porqué de la muerte, de la resurrección y de la ascensión a los cielos. Todo esto
los había sorprendido porque pensaban que el Señor estaría por un tiempo prolongado con
ellos. Ahora debían esperar al Espíritu Santo. Y así como cayó sobre ellos, cae sobre los dos
o tres que se juntan para hacer esta obra. Dios no negará su Espíritu a los que quieren
consagrarse a El y vivir conforme a su voluntad. Dios va a tornar su rostro hacia los que
quieren santidad, los que quieren poner su vida en sacrificio, como olor grato a El, para que
la salvación nos venga en plenitud, para que nosotros también presentemos nuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios.
Necesitamos una atmósfera espiritual que nos ayude, un espíritu divino que nos guíe,
necesitamos ser entregados totalmente al Señor, necesitamos poner el reino de Dios
primero en nuestra vida antes que ninguna otra cosa, antes que esposo, esposa, hijo o hija,
volver a las condiciones, volver al evangelio verdadero, volver al llamado del Señor.
• Lucas 14:25‐33
• Marcos 8:34‐35
• Hebreos 10:26
• Hebreos 5:11‐14
• Hebreos 6:1‐8
• Juan 15:1‐12
• Romanos 11:22‐23
• Filipenses 3:7‐16
Necesitamos identificarnos con quienes somos. Necesitamos un lugar donde orar,
necesitamos una consigna, unirnos para la gloria de Dios. Todos los pastores debieran estar
en esa oración, ¿Quién nos convoca? ¿Quién convoca a esta oración? ‐Dios. ¿Cuántos
enemigos habrá que levante el diablo contra este incentivo, esta decisión? Habrá muchos
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adversarios entre hombres y demonios, pero los que estamos en acuerdo, unidos en espíritu
para ejecutarlo, tenemos que tener fuerzas para saber que vienen enemigos como un río
pero en Dios levantaremos bandera. A los primeros que habría que convocar es a los
pastores. Los pastores deben entender la urgencia del momento, la desesperada necesidad
de esto; deben salir de sus programas para meterse de lleno en la oración intercesora,
consagrando sus vidas de nuevo, reorientándose en Dios, bebiendo de nuevo hasta lo
profundo la palabra del Señor; caducando en todo plan, todo arreglo, todo programa y
metiéndose detrás de la oración y del Espíritu Santo; consagrándose enteramente a buscar a
Dios en esta hora y a recibir revelación de Dios, confirmación de Dios, fuerza de Dios, unción
del Espíritu, claridad, luz, lámpara, aceite, mecha despabilada, ojos abiertos de vírgenes
prudentes. A no ser que esto sea el incentivo de hoy, la pasión de hoy, el programa de hoy,
la meta de hoy, será difícil entonces que haya esperanza para este mover.
Una vez con Jorge estuvimos tratando de encender un fuego con leña húmeda y mojada.
Estuvimos trabajando con más o menos unos siete hermanos hasta que todos ellos
abandonaron la posibilidad y se fueron. Pero Jorge y yo nos quedamos ahí, todavía
encendiendo fósforos, a pesar de que ya nos quedaban solo unos pocos. Llegó un momento
en el que ya había empecinamiento de parte nuestra. Ya no nos movíamos hasta que el
fuego se encendiera. Había una especie de terquedad. Decíamos “no puede ser que nos
gane la humedad. ¡Vamos encender este fuego!”. Yo al principio estaba flojo, me quedé
porque Jorge se quedó, pero después pensé en animarme y de repente, la primer llamita
que salió de un tallo, de una ramita muy pequeña, de muy poco diámetro, apenas quizá
unos tres milímetros, que se secó de tantos fósforos que habíamos encendido. Así salió la
primera llama, de más o menos cinco centímetros de altura, insignificante. Pero arrimamos
una o dos ramitas y enseguida cedieron a ella. Y cuando tuvimos una llama de unos veinte
centímetros comenzamos a agregar madera más gruesa y más gruesa hasta que al final
teníamos un fuego que rugía tanto que había que apartarse a tres metros porque era mucho
el calor. Pusimos troncos, troncos grandes, y logramos un fuego que atraía la atención de
todos por la luz y el calor que de él salían. De la nada a la superabundancia de luz y de
fuego.
Nunca nos vamos a olvidar de aquel acontecimiento, de esa lección que Dios nos mostró.
Una lección que viene bien para hoy. ¿Dónde está la ramita? ¿Dónde está la otra ramita que
se va a unir a esta? ¿Dónde están los fósforos? ¿Dónde está la intención que no declina
frente a los problemas? ¿Dónde está la insistencia? ¿Quiénes van a prevalecer en esta hora?
¿Quiénes van a luchar hasta que el fuego arda? ¿Quiénes van a poner sus vidas
exclusivamente a los pies de Jesús para lo que El quiere, para que su Espíritu lo haga con el
fin de que El sea glorificado y todo sea para El? ¿Quiénes van a a hacer esto?
Siempre estamos mezclándonos un poquito con alguna cosa nuestra, con una gloria nuestra.
Aquí se trata de la gloria del Señor y no la nuestra. Se trata de obedecer lo que Dios quiere
para que legítimamente arda la hoguera de Dios, se encienda el candil divino y las lámparas
de las vírgenes prudentes sean encendidas. Que haya abundancia de aceite, los ojos estén
abiertos y la iglesia esté preparada para la venida próxima del Señor.
Levantémonos para edificar, hagamos la lista, unámonos en oración, hagamos arder el
fuego de Dios. Dios está con nosotros. ¡A El sea la Gloria!. Esto requiere de nosotros un
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compromiso férreo con la oración prevaleciente de los santos por la marcha del Reino de
Dios, por la santificación de la Iglesia. Un clamor constante por luz para guiar los pasos de
los santos. Y nuestra oración no debe ser para que un grupo selecto, se levante sino para
que Dios bendiga a todo su pueblo, a toda su obra.
Si leemos bien la palabra, vemos que es el Señor quien edifica su iglesia en la última hora y
debemos tener confianza que el cumplirá lo que prometió. “Yo edificaré mi Iglesia y las
puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. ¡NO PREVALECERÁN! La victoria es de
Cristo, la victoria es nuestra en el Señor. Dios quiera que se inicie un pequeño grupo con
fuego espiritual que encienda muchos grupos de oración, no con el particular deseo de que
se cumpla nuestra voluntad como nosotros la vemos sino que se busque de todo corazón la
soberana voluntad de Dios. No pensando en una circunstancia determinada que nos
interesa a nosotros, sino la gran circunstancia de la necesidad de que el pueblo de Dios se
encienda hoy con el poder del Espíritu y con el esclarecimiento meridiano de la palabra.
Que este grupo esté emancipado de todo sectarismo. A veces, los grupos de oración son
grupos de guerra propia; son grupos para cumplir el mezquino propósito de alguna persona
o varias personas, o de un grupo determinado. Oremos para que Dios nos convoque.
Oremos para que Dios dé la dimensión, oremos para encender toda la casa de Dios con la
oración. Oremos para que se cumpla el propósito de Dios. Lo que buscaremos sobre todas
las cosas será su voluntad, la guía de su Espíritu, la amplitud de su Espíritu, la profundidad
de su Espíritu. Conocer a Dios y encender la iglesia. Si bien seremos responsables de la parte
que está en nuestras manos, sin embargo nunca dejaremos de desear la bendición de todos
los santos. Y el que se arrima a Dios, encontrará un Dios que ve toda la iglesia. El mira desde
su trono alto y sublime a todos los santos.
Cuando El dice: “¿Quién irá por nosotros, a quién enviaré”? Es Dios buscando obreros para
su obra, para su Reino y su gloria. ¿Qué extensión tiene eso? –Toda la que Dios quiera darle.
Si bien es verdad que Dios generalmente trabaja en pequeños grupos, pero ahí solo
empieza. El propósito es llenar la iglesia, toda la iglesia, avivar su pueblo, bendecir su reino
sobre la tierra, santificar su iglesia, el cuerpo de Cristo, que no tiene barreras,
denominaciones, ni paredes, es lo que está en el corazón de nuestro Padre. Debo decir, si
bien es verdad que quizás a través de su mediación Dios bendiga una parte, pero tu oración
será para el todo, para los santos redimidos de Dios en todo lugar.
Pongámonos a trabajar. No sabemos qué hacer, pero deseo que a los que oímos esta
palabra nos pase lo que le pasó a los judíos, en el tiempo cuando hablaba Malaquías al
pueblo (Mal 3:16). Muchos no oyeron, pero algunos que temían a Jehová, hablaron cada
uno con su compañero. Usando esta misma palabra, y entendiendo el corazón de Dios, los
que tememos al Señor debemos hablar cada uno con nuestro compañero a fin de orar y
ponernos de acuerdo para clamar por el pueblo de Dios.
Nos toca particularmente este mover del Espíritu que Dios comenzó años atrás. Nos separó,
pero para formarnos, para santificarnos, para darnos las lecciones que El necesitaba dar, y
una vez preparados, una vez santificados e iluminados enviarnos como un fermento santo
entre las denominaciones, a las corrientes cristianas del mundo para avivar a todo su
pueblo. Oremos para esto. Particularmente nos toca en responsabilidad personal a cada uno
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de nosotros este mover del Espíritu. Y aunque abarcaremos en nuestras oraciones todo,
estaremos también atentos a cualquier indicación que El nos dé en cuanto a este mover de
Dios en el cual estamos comprometidos. ¿Amén? Hagámoslo en fe, en obediencia, con
constancia, CON CONSTANCIA. No como quien se miró al espejo y después se fue y se
olvidó. Sino que la actitud que nos asista sea la de permanecer, la de prevalecer. Dios
necesita la oración que prevalece. Hay fe de que Dios está oyendo, hay fe de que Dios va a
responder conforme a sus promesas y esa fe nos lleva a confiar y a prevalecer en oración.
Escuchemos la amonestación de Santiago 1:6, “pero pida con fe, no dudando nada, porque
el que duda es semejante a la onda del mar que es arrastrada por el viento y echada de una
parte a otra. No piense, pues, quien tal haga que recibirá cosa alguna del Señor”. La primera
seguridad que tenemos es que esto está instruido por el Espíritu Santo. Dios manda que
oremos. Si oramos conforme a su voluntad, sabemos que tenemos la petición que le
hubiéramos pedido, y que si siendo nosotros malos damos buenas dadivas a nuestros hijos,
cuánto más nuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo, dará buenas cosas, dará triunfos,
dará frutos espirituales y responderá a la oración de los que se lo piden. Y si pedimos algo
conforme a su voluntad, dice la palabra que El nos oye. Y si nos oye, sabemos que tenemos
las peticiones que hicimos. ¡Dios lo hará!
Nunca vino en la historia una santificación de la Iglesia sin oración. El pivote de todo
movimiento espiritual de la iglesia a través de todos sus siclos, fue la oración. Siempre hubo
en la base de todo movimiento algunos que se reunieron para orar. Quizá fue uno que
oraba, y luego otros se unieron, pero había oración prevaleciente. Oración que santificaba a
los que oraban. Y a medida que oraban, iban aprendiendo de Dios y tomando fuerza en el
Espíritu y siendo bendecidos, transformados, fortalecidos, hasta que la llama ardió y el
Espíritu Santo vino con su preciosísima obra avivando a la iglesia, santificando a los santos.
Y miles y miles se convertían como resultado de esto. Siempre todo comienza cuando uno o
dos determinan unirse para orar.
El movimiento en Casanova (1962‐1965) comenzó de esta mismísima manera. Ayuno y
oración eran las condiciones fundamentales para la convocación. El día viernes era día de
ayuno y oración y en la oración estábamos diciéndole al Señor “Sin Ti nada podemos hacer”.
¿Qué hizo Dios? –Respondió con fuego celestial, con bendición de muchos corazones, con la
apertura de la palabra y la revelación de cosas que nunca habíamos entendido. ¡Oh! ¡Qué
bendición! Necesitamos renovar esos tiempos de oración, ese clamor en la presencia de
Dios. ¡Hagámoslo! Seamos persistentes, perseverantes. Hagámoslo con fe, sin dudar.
Ciertamente no será en vano buscar al Señor. Dios nos va a responder mucho más
abundantemente de lo que pedimos y entendemos. ¡A El sea gloria en la iglesia por los
siglos de los siglos en todas las edades! ¡Amén!


Extraído del link :

http://haciendodiscipulos.com.ar/escritos/imb/Hagamos%20la%20Lista.pdf